domingo, 18 de abril de 2010


“ MÉXICO SIGUE CON HAMBRE Y SED DE JUSTICIA”
EN EDOMEX BAZ BAZ NI LA VE, NI LA OYE…SIGUE SIN JUSTICIA, LA PEQUEÑA PAULETTE"


La procuración de justicia en México es el hazmerreir y preocupación grave en el mundo.

Hoy es el caso de la inocente Paulette. Ayer por citar otra injusticia, fue contra Jacinta, la indígena que luego de más de un año presa, “demostró” que ella NO secuestró a cinco agentes de la AFI, pero hoy todavía la injusticia se planta en las celdas de una cárcel de mujeres en Querétaro, donde aún están presas otras indígenas que, según la PGR de Eduardo Medina Mora, hoy Excelentísimo Señor Embajador de México ante el Reino Unido, las culpó de haber secuestrado a sus “muchachitos”, al llevar a cabo un operativo para incautar mercancía “pirata” en un tianguis de la ciudad queretense.

¡Cuánta falta de liderazgo hay en nuestro sufrido país!, ¡cuántas confabulaciones a nombre del poder y del dinero!, ¡cuántos excesos de los menos contra los más se pueden cometer en México por la “línea de los de arriba” para proteger a todo tipo de intereses, de sus intereses, o a delincuentes influyentes o “amigos”!. Total, todo un esquema de corrupción e impunidad.

Eso es lo que está viviendo la sociedad mexicana a través de lo que pareciera un lamentable reality show generado en la muerte de Paulette por un sórdido procurador de “justicia” mexiquense que, según sus palabras, teme “que su jefe le pueda cortar la cabeza” y también “perder el apoyo de la comunidad judía”, de donde desciende coincidentemente igual que la familia Gevara Farah, que al echar a andar sus influencias encajonó a Bazbaz quien tuvo que desviar la atención de sus propias pesquisas, reducirlas a casi nada (como se lo dijo a Loret de Mola en su noticiero mañanero), “y esperar el resultado de las investigaciones de los científicos” para saber qué pasó a la inocente niña que resultó muerta “inexplicablemente” al pie de su cama en un espacio de ¡15 centímetros!, cuando la pequeña medía un metro y pesaba 15 kilogramos. ¡Y que durante días, nadie vio, ni los perros adiestrados olfatearon su cuerpo!.

Por José Manuel Pérez Sánchez

Sus comentarios.-
manuelperez_oem@yahoo.com.mx

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