"Drogas en México "
Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), asume esta sábado como presidente de los mexicanos. Ante él se presenta una larga lista de problemas. Entre ellos el más urgente es el de la inseguridad.
México afronta el mayor brote de violencia vinculado al narcotráfico. El gobierno del presidente saliente Felipe Calderón dice que, debido a la escalada de violencia en 2006, no tuvo más alternativa que lidiar con el asunto echando mano del ejército.
No obstante, su gobierno destacó que México goza de una tasa de homicidios inferior a la de muchos otros países de la región, incluyendo a Venezuela, Honduras y Brasil.
Pero el grado de brutalidad de la violencia en México lo diferencia de cualquier otra nación latinoamericana.
Tan sólo este año tuvieron lugar varias masacres con decenas de cadáveres mutilados. Muchos de los cuerpos fueron hallados colgando de puentes y sus cabezas seccionadas abandonadas frente a edificios públicos dentro de heladeras portátiles. Macabros eventos con el fin de extender el miedo entre la población local.
Redes criminales
Algunas bandas han evolucionado en vastas redes criminales. Especialmente en el caso de Los Zetas que, originalmente conformada por personal militar de México y Guatemala, hoy controla franjas del noroeste del país.
El otro gran grupo es el cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín 'Chapo' Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo.
Lidiar con estos carteles supone un reto enorme para el nuevo presidente. El nuevo gobierno tendrá que decidir pronto si continuar con la estrategia militar o probar una nueva táctica.
La experta en seguridad Ana María Salazar considera que negociar con las redes criminales no es una opción.
'La fuerza de estas organizaciones lo hace imposible... 'negociable' significa que la ruptura de un acuerdo debe acarrear consecuencias. Y esto significa que el gobierno tendrá que ser más violento que los carteles. La idea de un pacto es desagradable y lo considero imposible'.
El presidente tendrá también que presionar más a Estados Unidos para reducir la demanda de drogas de este país, así como controlar el flujo de armas hacia México.
La lucha contra el crimen organizado va a ser sin duda una tarea dantesca y la impunidad es todavía un enorme problema, ya que se estima que el 97% de los asesinatos vinculados al narcotráfico quedan impunes.