Por: Guadalupe Pérez
Son ya 25 años, y parece que fue ayer, todavía no logro recuperarme de este golpe devastador, me sigues haciendo falta y siempre será así.
Aquellos tiempos hermosos en los que me estrechabas entre tus brazos y me llamabas “nena”, cantándome para que durmiera y velabas mi sueño.
Son tantas cosas por recordar como cuando ibas por mí a la escuela, me orientabas y escuchabas todo lo que te platicaba.
Cómo añoro todas las conversaciones en las que platicabas de tus viajes, anécdotas y la importante labor periodística que desarrollabas, así como de la labor social que desempeñabas, era increíble; aunque también reconozco que algunas veces te decía, “ya vas a empezar con lo mismo”, y mira ahora tratando de hilar tus frases, rememorando esos momentos, pobre de mí.
¡Ojalá que todavía te tuviera! Todos esos años que pasamos juntos fueron una bendición para mí y también para mucha gente que estuvo alrededor tuyo porque fuiste un gran ser humano, que escuchabas y ayudabas a quien se acercara a ti.
Tengo un gran reto a seguir que es el de seguir tus pasos en la comunicación responsable, ardua tarea, ya que no es tan fácil que alguien conquiste dos premios nacionales de periodismo y una gran cantidad de reconocimientos y medallas al mérito.
En verdad te extraño y me haces mucha falta, porque me diste el don más grande que alguien puede dar y que es la vida, ¡GRACIAS PAPÁ!, y aunque hoy 27 de septiembre son ya veinticinco años de tu ausencia, no me resigno; sin embargo, sigo tu ejemplo y continuo en la batalla, preparándome día a día para que donde quiera que estés te puedas sentir orgulloso de mí al seguir esforzándome por ser una buena hija, una buena madre, una buena esposa, en sí un buen ser humano que fue el camino que tú me enseñaste.
¡GRACIAS DON RAFAEL PÉREZ MARTÍN DEL CAMPO!, ¡GRACIAS PAPÁ!
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