El bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico, producido entre estudiantes de forma repetitiva y se caracteriza porque quien lo ejerce, ostenta un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar a otras personas.
Los protagonistas de los casos de acoso escolar son niños y niñas en proceso de la entrada a la adolescencia, aún cuando esto puede continuar hasta edades mucho mayores, y las más afectadas suelen ser las jovencitas.
Este fenómeno se ha empezado a estudiar por la creciente violencia escolar que se ha estado dando y que incluso siempre hay alguien que lo videograba con un teléfono celular y luego es subido a la red para que miles puedan verlo y se hostigue más a la víctima por medio de la burla.
El por qué de este comportamiento:
Es una situación social negativa: siendo incluso rechazados por una parte importante de sus compañeros, aunque están menos aislados que las víctimas y tienen algunos amigos que les siguen en su conducta violenta.
Es una tendencia a la violencia y al abuso de fuerza: Impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento.
Los individuos carecen de capacidad de autocrítica: lo que se traduce en una autoestima media.
Tienen una ausencia de una relación afectiva cálida y segura: por parte de los padres, sobre todo de la madre. Tienen dificultad para enseñarle a respetar límites y combina la permisividad ante conductas antisociales con el empleo de métodos coercitivos (incluido, en ocasiones, el castigo físico).
Podría establecerse una división entre agresores activos, que son lo que inician y dirigen la agresión; y agresores pasivos, que son los que les siguen y animan y que presentan problemas similares, aunque en menor grado.
(Por Guadalupe Pérez Sánchez)
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